13 Orar con la liturgia: oración sobre las ofrendas misa de Nochebuena de la Natividad del Señor
Hoy nos detenemos en la oración sobre las ofrendas de la misa de la media noche de la Natividad del Señor
"Acepta, Señor, la ofrenda de la fiesta que hoy celebramos para que, por este sagrado intercambio, seamos semejantes a aquel en quien nuestra naturaleza está unida a la tuya."
1. La estructura de la oración
La oración sobre las ofrendas se expresa en dos momentos:
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Petición de aceptación de la ofrenda: Pedimos que Dios acepte los dones que le ofrecemos en esta fiesta de la Natividad, como expresión de nuestro agradecimiento y adoración.
- "Acepta, Señor, la ofrenda de la fiesta que hoy celebramos..."
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El sagrado intercambio: Pedimos que, mediante este "intercambio", seamos transformados, para llegar a ser semejantes a Cristo, quien ha unido la naturaleza humana con la naturaleza divina.
- "...para que, por este sagrado intercambio, seamos semejantes a aquel en quien nuestra naturaleza está unida a la tuya."
2. El "sagrado intercambio" en la Natividad de Jesús
La expresión "sagrado intercambio" es central en esta oración y remite al misterio profundo de la Encarnación. Es un intercambio en el que, en la Natividad, Dios se hace hombre para que los hombres puedan participar de la naturaleza divina. Es el intercambio de lo divino y lo humano, una unión perfecta en la persona de Jesús.
Dios se hace hombre para elevar a la humanidad
En el "sagrado intercambio", Dios no solo asume la humanidad de Cristo, sino que nos ofrece compartir Su vida divina. Esta unión de las dos naturalezas en Cristo —la humana y la divina— es el fundamento de nuestra salvación. Al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía, participamos de este misterio, transformados por Su gracia.
Para la oración:
- Reflexiona sobre este misterio. ¿Qué significa para ti que Cristo haya asumido nuestra naturaleza humana para unirla a la suya?
- Contempla cómo, al recibir la Eucaristía, participas en este sagrado intercambio y te unes más profundamente a Cristo.
El intercambio de la gracia y la gloria
El "sagrado intercambio" también señala la transformación interior que se realiza en los creyentes. Al asumir nuestra naturaleza, Cristo toma sobre sí nuestros pecados y nos ofrece Su justicia, gracia y gloria. Este intercambio nos hace partícipes de Su vida divina, invitándonos a una transformación constante, conforme a Su imagen y semejanza.
Para la oración:
- Pide a Dios que este "sagrado intercambio" transforme tu vida. ¿En qué áreas de tu vida necesitas más la gracia de Cristo para ser más semejante a Él?
- Da gracias por el regalo de la redención que nos ha sido ofrecido en este misterio de la Natividad.
3. Participación en el misterio de Cristo a través de la Eucaristía
En la misa, ofrecemos los dones de pan y vino, que son transformados en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Este acto litúrgico es un "sagrado intercambio" en el que participamos de la naturaleza divina de Cristo y nos convertimos en miembros de Su Cuerpo. La Natividad, por tanto, no solo se celebra como un evento histórico, sino como un sacramento presente, que nos invita a una transformación continua a lo largo de nuestra vida cristiana.
La Eucaristía: el medio del intercambio sagrado
En la Eucaristía, Cristo se nos da a nosotros, pero también nos transforma. Este intercambio no es unilateral: es una participación activa, en la que ofrecemos nuestra vida y recibimos la gracia divina. El sacrificio de Cristo se hace presente en cada Misa, y a través de Él, somos transformados a la imagen de Su divinidad.
Para la oración:
- Pide que la Eucaristía sea un medio para que tu vida se asemeje cada vez más a la de Cristo.
- Reflexiona sobre cómo el sacrificio de Jesús en la cruz, celebrado en la Eucaristía, te llama a un sacrificio de amor y servicio hacia los demás.
4. La transformación en Cristo: ser semejantes a Él
La oración pide que, a través de este intercambio, lleguemos a ser semejantes a Cristo, en quien nuestra naturaleza humana y divina se encuentran. Este es el propósito de la vida cristiana: ser transformados en la imagen de Cristo, vivir como Él vivió, y amar como Él amó. Esta transformación no es solo un cambio exterior, sino una renovación interior que afecta todo nuestro ser.
Ser semejantes a Cristo: un proceso de santificación
Ser semejante a Cristo no significa solo imitar Su vida exterior, sino permitir que Su vida se haga presente en nosotros. Cristo quiere vivir en nosotros y, al recibir Su Cuerpo y Sangre, Su vida nos transforma y nos invita a vivir como Él vivió: con amor, humildad, compasión y entrega.
Para la oración:
- Reflexiona sobre cómo Cristo se está haciendo presente en ti. ¿Qué aspectos de tu vida necesitan más transformación a la luz de este sagrado intercambio?
- Pide la gracia de ser transformado cada día, permitiendo que la vida de Cristo se refleje en todas tus acciones.
5. Unidos a la Iglesia que ora
La oración sobre las ofrendas no es solo una petición personal, sino comunitaria. En este "sagrado intercambio", toda la Iglesia participa. La comunidad de creyentes, al ofrecer el sacrificio de Cristo en la Misa, se une en un solo cuerpo con Él, transformándose por la gracia divina.
Para la oración:
- Ora por la Iglesia, para que todos sus miembros vivan plenamente este "sagrado intercambio" y lleguen a ser verdaderamente semejantes a Cristo.
- Pide por aquellos que no conocen el misterio de la salvación, para que experimenten este intercambio divino en sus vidas.
6. Llevar esta oración a la vida
Vivenciar el sagrado intercambio cada día
- Haz un esfuerzo concreto por vivir este "sagrado intercambio" en tu vida diaria. Ofrece tus acciones, pensamientos y deseos a Dios, para que, como Cristo, puedas ser transformado en Su imagen.
Ser portador de la gracia transformadora
- Como miembro del Cuerpo de Cristo, lleva este "intercambio sagrado" a los demás. Sé un instrumento de transformación, llevando el amor, la paz y la gracia que recibes en la Eucaristía a quienes te rodean.
Caminar hacia la plena semejanza con Cristo
- Mantén el deseo de ser siempre más semejante a Cristo. Medita cada día sobre Su vida y Su sacrificio, pidiendo la gracia de ser transformado por Él.
7. Fruto de la oración: vivir el "sagrado intercambio"
La oración sobre las ofrendas nos invita a vivir el misterio de la Natividad no solo como un recuerdo del nacimiento de Cristo, sino como una oportunidad de transformación profunda en nuestra vida cristiana. Al participar de este "sagrado intercambio", somos llamados a ser transformados en la imagen de Cristo, viviendo una vida de entrega y amor hacia Dios y hacia los demás.
Concluyamos esta meditación repitiendo lentamente la oración sobre las ofrendas:
"Acepta, Señor, la ofrenda de la fiesta que hoy celebramos para que, por este sagrado intercambio, seamos semejantes a aquel en quien nuestra naturaleza está unida a la tuya."
Amén.
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