10 Orar con la oración colecta Misa del día de la Natividad del Señor

La Solemnidad de la Natividad del Señor tiene 4 misas según el tiempo:

  • Misa de vigilia (se celebra en la tarde del 24 de diciembre)
  • Misa de medianoche
  • Misa de la aurora
  • Misa del día
Durante estos 8 días profundizaremos cada día en una oración colecta distinta de estos cuatro días y en alguna de las oraciones que también se rezan en éstas misas.

"Oh, Dios, que cada año nos alegras con la esperanza de nuestra redención, concede a quienes acogemos gozosos a tu Unigénito, Jesucristo Señor nuestro, como Redentor poder contemplarle sin temor cuando venga también como Juez." (Oración Colecta misa del día de la solemnidad de la Natividad del Señor).

1. La estructura de la oración

La oración colecta tiene tres momentos clave:

  1. La alabanza a Dios: Reconocemos a Dios como el origen de nuestra alegría y esperanza.

    • "Oh, Dios, que cada año nos alegras con la esperanza de nuestra redención."
  2. La súplica: Pedimos la gracia de recibir a Cristo con alegría.

    • "concede a quienes acogemos gozosos a tu Unigénito, Jesucristo Señor nuestro, como Redentor."
  3. La meta escatológica: Expresamos el deseo de estar preparados para encontrarnos con Cristo en su segunda venida.

    • "Poder contemplarle sin temor cuando venga también como Juez."

2. El misterio de Cristo.

Esta oración nos sitúa en el centro del misterio de la Navidad: la redención que comienza con el nacimiento de Cristo y culmina con su venida gloriosa.

  1. Cristo, nuestra esperanza:
    Navidad no es solo un recuerdo del pasado; es una renovación anual de nuestra esperanza. Dios, al encarnarse, nos asegura que la redención está en marcha, que Dios no deja de trabajar. Por eso, cada Navidad nos alegra con la certeza de que somos un pueblo salvado.

    • Para la oración: Alaba a Dios por la alegría y la esperanza que trae Cristo a tu vida. Recuerda algún momento en que te haya levantado de una situación difícil.
  2. Cristo, el Redentor acogido con gozo:
    Acoger a Cristo significa abrir nuestro corazón al Salvador que quiere transformarnos. Su redención no es algo abstracto, sino una acción concreta que se realiza en nosotros si lo recibimos con fe.

    • Para la oración: Pide al Señor que te ayude a recibirlo con alegría y confianza, incluso en medio de tus luchas.
  3. Cristo, el Juez que viene:
    Esta oración nos recuerda que Jesús, el Niño del pesebre, es también el Juez glorioso que vendrá al final de los tiempos. Sin embargo, no debemos temerle si lo hemos acogido ya como Redentor.

    • Para la oración: Haz un acto de confianza en el amor misericordioso de Cristo. Pide la gracia de vivir con paz y esperanza, preparado para su encuentro.

3. Unidos a la Iglesia que ora

La Iglesia nos enseña que esta oración no es solo personal, sino comunitaria. Nos unimos a todos los cristianos que celebran la Navidad con alegría y esperanza. Al rezar juntos, fortalecemos nuestra fe en que Cristo ya ha venido a salvarnos y que volverá a completarlo todo.

  • Para la oración: Reza esta colecta lentamente, como si cada palabra brotara desde el corazón de toda la Iglesia.

4. Llevar esta oración a la vida

  1. Alegrarte con la esperanza de la redención:
    Encuentra pequeños motivos para alegrarte en tu día a día. La redención ya ha comenzado: ¿en qué gestos o situaciones concretas la percibes?

  2. Acoger a Cristo con gozo:
    Haz un acto consciente de invitar a Cristo a tu corazón. Acércate al pesebre para ofrecerle tus preocupaciones y alegrías.

  3. Vivir sin temor al juicio:
    Examina tu vida con serenidad. Si hay algo que necesite conversión, preséntalo al Señor con confianza. Recuerda que el Niño de Belén es el mismo que viene a juzgar con misericordia, que Dios se hace hombre para restablecer tu dignidad de modo admirable y sorprendente.

5. Fruto de la oración: vivir la Navidad con esperanza

La oración colecta nos invita a vivir la Navidad no solo como una celebración externa, sino como un encuentro profundo con Cristo. Que la esperanza y la alegría impregnen toda nuestra vida, preparándonos para el día en que lo contemplemos cara a cara.

La esperanza cristiana es una virtud teologal, una certeza profundamente arraigada en la fidelidad de Dios, que cumple sus promesas. Cuando rezamos esta oración colecta del día de Navidad, se nos invita a acoger el misterio de Cristo con alegría y, desde ahí, a vivir con esperanza en dos dimensiones: el presente transformado por la fe y el futuro orientado hacia la plenitud en Dios.

a) Una esperanza que ilumina el presente

La oración nos ayuda a experimentar la Navidad como una certeza de que Dios está con nosotros, Emmanuel, acompañándonos en nuestro caminar. El Redentor que acogemos con gozo no solo nos da la salvación eterna, sino también consuelo y fortaleza en nuestras luchas cotidianas. Vivir con esta esperanza nos transforma, porque reconocemos que nuestras dificultades no son definitivas, y que Cristo nos sostiene en medio de ellas.

  • ¿Dónde necesitas esperanza hoy? Al rezar esta colecta, pídele al Señor que te permita ver con ojos nuevos las señales de su presencia en tu vida. Él no abandona tu historia; la está guiando hacia la plenitud.

b) Una esperanza que nos abre al futuro

La oración también nos lleva a mirar hacia adelante, hacia la venida gloriosa de Cristo como Juez. En ese día, Él restaurará todo lo que está roto, hará justicia y colmará nuestros anhelos más profundos. Le pedimos que, al haber acogido a Cristo como Redentor, podamos contemplarlo sin temor cuando vuelva como Juez. Esta esperanza nos da paz y nos impulsa a vivir con fidelidad y amor, sabiendo que todo nuestro esfuerzo tiene un sentido eterno.

  • Durante esta Navidad, al mirar al Niño en el pesebre, recuerda que ese mismo Jesús volverá glorioso. Haz de cada gesto de amor, servicio y reconciliación una preparación para ese encuentro definitivo.

c) La alegría de la esperanza

Por último, vivir la Navidad con esperanza nos llena de alegría, porque sabemos que la salvación no es algo lejano o abstracto, sino un don que ya hemos recibido y que continúa manifestándose en nuestras vidas. Esta alegría nos mueve a compartir la Buena Noticia con los demás, especialmente con quienes más necesitan consuelo y esperanza.

  • Deja que esta oración se convierta en una actitud diaria: "Señor, que mi vida sea un testimonio de esperanza, para que quienes me rodean puedan también acoger a tu Hijo con gozo y vivir en la certeza de tu fidelidad".

En este tiempo de Navidad, vivamos como personas que saben que Dios ha cumplido su promesa y que confían en su fidelidad para completar su obra en nosotros. Esta es la esperanza que transforma.

Para concluir:

Haz una pausa y repite lentamente la colecta, dejándola resonar en tu corazón:

"Oh, Dios, que cada año nos alegras con la esperanza de nuestra redención, concede a quienes acogemos gozosos a tu Unigénito, Jesucristo Señor nuestro, como Redentor poder contemplarle sin temor cuando venga también como Juez."

Feliz Navidad

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