Mistagogía previa a la Celebración del Matrimonio (Formulario 2A)
Mistagogía previa a la Celebración del Matrimonio (Bendición formulario 2A)
Tema: "Vas a entrar en un misterio: prepárate a vivirlo"
I. Introducción
Estáis a punto de vivir un momento sagrado: la celebración del sacramento del matrimonio. Tal vez habéis planeado muchas cosas: la ceremonia, la fiesta, los detalles. Pero más allá de todo eso, hay algo más grande y más profundo que merece ser acogido con el corazón abierto: vais a entrar en un misterio de fe.
La Iglesia os ofrece esta catequesis mistagógica para que podáis mirar lo que vais a vivir con ojos de fe. "Mistagogía" significa precisamente eso: entrar en el misterio que se va a celebrar, no solo con la mente, sino con el alma y la vida.
El matrimonio no es solo algo que tú haces. Es algo que Dios hace contigo y en vosotros.
II. El Matrimonio: Una alianza, no solo un contrato
Hoy se habla mucho de "pareja", de "relación estable", de "compromiso". Pero en la fe cristiana, el matrimonio es mucho más: es una alianza sagrada, bendecida por Dios.
El matrimonio cristiano es:
Permanente: porque refleja la fidelidad eterna de Dios.
Fecundo: porque está abierto a la vida y al amor que se multiplica.
Sagrado: porque es Dios quien lo sella con su gracia.
"La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento" (Catecismo, 1601).
No estáis solos. Dios mismo entra en vuestra historia para fortalecer vuestro amor.
III. Los signos que vais a celebrar: gestos que contienen gracia
La liturgia del matrimonio está llena de signos que no solo representan, sino que realizan lo que significan:
Vosotros mismos sois la materia del sacramento: vuestras personas, vuestras vidas, vuestra entrega mutua.
El consentimiento: "Yo te recibo como esposa/esposo..." es el momento en que se celebra el sacramento. Dios actúa en esas palabras.
El intercambio de anillos: signo de fidelidad, de alianza que no tiene fin.palabras.
Arras: 13 arras provenientes de la liturgia hispana-visigoda. Los bienes se ponen en común (12 meses del año) y la 13ª singo de la sobreabundancia y la bendición que estáis llamados a compartir.
La bendición nupcial: la Iglesia invoca al Espíritu Santo para que fortalezca y consagre vuestra unión.
La Palabra de Dios: Dios os habla y os da luz para caminar juntos.
Cada gesto, cada palabra, es un canal por el que Dios derrama su gracia sobre vosotros.
IV. La bendición nupcial: una oración que revela lo que Dios quiere hacer
Vamos a contemplar la gran oración que el sacerdote pronunciará sobre vosotros: la bendición nupcial. Es una oración solemne, profunda, que expresa lo que Dios desea para vuestro amor.
Parte por parte:
"Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y la mujer a tu imagen"
El matrimonio está inscrito en la creación misma. Vuestro amor nace de Dios, que os creó diferentes para ser don el uno para el otro.
"Y has bendecido la unión matrimonial"
El matrimonio no es invención humana: Dios lo pensó, lo bendijo, lo santificó desde el principio.
"Te rogamos humildemente por estos hijos tuyos que hoy se unen en alianza de bodas"
La Iglesia reza por vosotros, porque necesita matrimonios santos que reflejen el amor de Cristo.
"Descienda, Señor, sobre esta esposa N. y sobre su esposo N. tu abundante bendición"
La oración pide que Dios os bendiga abundantemente. No una ayuda genérica, sino una presencia real.
"Y que la gracia de tu Espíritu Santo inflame desde el cielo sus corazones"
Es el Espíritu Santo quien hace posible un amor duradero, alegre, sacrificado, fecundo. Aquí se pide la gracia fundamental del matrimonio.
"Para que en el gozo de su mutua entrega se vean rodeados de hijos, riqueza de la Iglesia"
La fecundidad del matrimonio puede tomar muchas formas: hijos, obras buenas, servicio. El amor conyugal está llamado a dar fruto.
"Que en la alegría te alaben, Señor, y en la tristeza te busquen"
La oración reconoce que habrá alegrías y también pruebas. Dios os llama a caminar con Él en todo momento.
"En el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda y en la necesidad sientan cercano tu consuelo"
No estaréis solos. Dios promete acompañaros en el esfuerzo diario y en las dificultades.
"Que participen en la oración de tu Iglesia y den testimonio de ti entre los hombres"
Vuestro matrimonio no es privado: es un testimonio. Estáis llamados a orar juntos, a ser luz para otros.
"Y, después de una feliz ancianidad, lleguen al reino de los cielos con estos amigos que hoy los acompañan"
El matrimonio cristiano tiene un destino eterno: el cielo. Dios os llama a recorrer juntos un camino de santidad.
"Por Jesucristo nuestro Señor. Amén"
Todo esto es posible solo por Cristo. Por eso confiamos en Él.
V. Conclusión
Lo que vais a celebrar no es un acto social: es un sacramento que os transforma.
Vuestro amor no está solo: Dios se une a vosotros para hacer de vuestra vida una obra maestra de amor.
Pedidle cada día: “Señor, renueva en nosotros la gracia del matrimonio”.transforma.
“Amén. Así lo creo, así es y así me comprometo.” Una manera de sellar en el corazón lo que Dios quiere hacer en vosotros.
"El sacramento que vais a recibir no es un recuerdo: es una gracia viva que os acompañará todos los días de vuestra vida".
Oración final:
"Espíritu Santo, fuente de luz y de amor, prepara nuestros corazones para el sacramento que vamos a recibir.
Haznos generosos en la entrega, fieles en el compromiso y alegres en el testimonio.
Que nuestro matrimonio sea casa construida sobre la Roca, y camino hacia el cielo.
Amén."
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