38. Orar con la liturgia: Oración colecta III domingo de Pascua

 La oración colecta del III Domingo de Pascua nos invita a vivir con alegría la renovación espiritual que Cristo nos concede en su resurrección. Nos recuerda la gracia de la adopción filial y nos orienta hacia la esperanza de la resurrección final. 

1. Invocación inicial

Nos ponemos en la presencia del Señor con una oración que nos ayude a disponernos para la escucha y la reflexión:

"Señor, Dios nuestro, en este tiempo de Pascua nos llamas a vivir con alegría y esperanza. Te pedimos que renueves nuestro espíritu y nos llenes del gozo de ser tus hijos, para que vivamos con la certeza de la resurrección y de la felicidad eterna que nos prometes."

2. Escucha y meditación de la oración colecta

Oración colecta del III Domingo de Pascua:

"Que tu pueblo, oh Dios, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, para que todo el que se alegra ahora de haber recobrado la gloria de la adopción filial, ansíe el día de la resurrección con la esperanza cierta de la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos."

Puntos para reflexionar:

  1. "Que tu pueblo exulte siempre"

    La alegría es una característica del tiempo pascual. No se trata de un gozo superficial, sino de una exultación profunda por la victoria de Cristo sobre la muerte.

    Reflexión: ¿Vivo mi fe con alegría? ¿Cómo puedo manifestar el gozo de la resurrección en mi vida diaria?

  2. "Al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu"

    La resurrección de Cristo nos renueva interiormente. La Pascua es tiempo de renovación, de dejar atrás lo viejo y vivir con un espíritu nuevo.

    Reflexión: ¿Qué áreas de mi vida necesitan ser renovadas por la gracia de Dios? ¿Cómo puedo dejarme transformar por su Espíritu?

  3. "Haber recobrado la gloria de la adopción filial"

    Por el bautismo, hemos sido hechos hijos de Dios. La Pascua nos recuerda que hemos sido restaurados a esa dignidad por la muerte y resurrección de Cristo.

    Reflexión: ¿Soy consciente del don de ser hijo de Dios? ¿Cómo vivo mi identidad como hijo de Dios en mi relación con Él y con los demás?

  4. "Ansíe el día de la resurrección con la esperanza cierta de la felicidad eterna"

    La Pascua no solo nos habla de la resurrección de Cristo, sino también de nuestra propia resurrección futura. La alegría del presente se fundamenta en la esperanza de la vida eterna.

    Reflexión: ¿Cómo vivo la esperanza cristiana? ¿Qué significa para mí la promesa de la resurrección?

3. Oración personal

A partir de esta oración colecta, podemos dirigir nuestras propias súplicas al Señor:

  • Alegría pascual: "Señor, que mi vida refleje el gozo de tu resurrección y que mi fe sea testimonio de tu victoria sobre la muerte."
  • Renovación espiritual: "Renuévame, Señor, en este tiempo pascual, para que mi corazón y mi vida sean transformados por tu gracia."
  • Conciencia de mi identidad como hijo de Dios: "Ayúdame a vivir cada día como tu hijo, reconociendo el amor con el que me has adoptado y llamado a tu familia."
  • Esperanza en la vida eterna: "Que mi corazón esté siempre orientado hacia la resurrección final, viviendo con la certeza de tu promesa de felicidad eterna."

4. Contemplación

Nos imaginamos a los discípulos de Emaús caminando con Jesús resucitado. Su corazón ardía cuando Él les explicaba las Escrituras y, finalmente, lo reconocieron al partir el pan (cf. Lc 24,13-35).

Jesús también camina con nosotros. En el silencio, contemplemos su presencia en nuestra vida, permitiendo que renueve nuestra fe y esperanza.

5. Compromiso

Para vivir concretamente esta oración en nuestro día a día:

  • Manifestar la alegría pascual: Ser testimonio de esperanza y gozo en medio de nuestras circunstancias.
  • Buscar la renovación espiritual: Participar en la Eucaristía con un corazón abierto a la gracia, dedicar más tiempo a la oración y la lectura de la Palabra.
  • Reafirmar nuestra identidad como hijos de Dios: Vivir con confianza en el amor del Padre y tratar a los demás como hermanos.
  • Mantener la mirada en la vida eterna: No aferrarnos a lo pasajero, sino vivir con la esperanza de la resurrección.

Para concluir, podemos rezar nuevamente la oración colecta, dejándola resonar en nuestro corazón:

"Que tu pueblo, oh Dios, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, para que todo el que se alegra ahora de haber recobrado la gloria de la adopción filial, ansíe el día de la resurrección con la esperanza cierta de la felicidad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén."

Que esta catequesis nos ayude a vivir la Pascua con mayor profundidad, dejándonos renovar por Cristo resucitado y caminando con alegría hacia la plenitud de la vida eterna.

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