36. Orar con la Liturgia: Oración Colecta del Domingo de Pascua (misa de día)
1. Introducción: La Oración Colecta y su sentido
La oración colecta de la Misa es el momento en que el sacerdote, en nombre de toda la comunidad, eleva una súplica a Dios. En el Domingo de Pascua, esta oración expresa la alegría y la esperanza que brotan de la Resurrección de Cristo.
Hoy nos detenemos en la oración colecta de la Misa del Domingo de Pascua para hacer una lectura orante y mistagógica, es decir, una meditación que nos ayude a entrar en el misterio que celebramos y nos disponga a vivirlo con mayor profundidad.
2. Texto de la Oración Colecta
"Oh, Dios, que en este día, vencida la muerte, nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito, concede, a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor, que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén."
3. Meditación orante sobre la Oración Colecta
a) “Oh, Dios, que en este día, vencida la muerte…”
La oración comienza con una proclamación solemne de lo que Dios ha hecho en este día, es decir, en el Domingo de Pascua. No es un recuerdo lejano, sino una realidad presente: Cristo ha resucitado hoy, y su victoria sobre la muerte sigue actuando en nosotros.
Este “vencida la muerte” nos invita a contemplar la gran obra de Dios: el triunfo de la vida sobre el pecado, el mal y la desesperanza. Es una invitación a renovar nuestra fe en que la muerte no tiene la última palabra en nuestra historia.
b) “Nos has abierto las puertas de la eternidad por medio de tu Unigénito”
La Resurrección de Cristo no es solo un evento glorioso en su vida, sino que tiene una consecuencia directa en la nuestra: nos ha abierto las puertas de la eternidad. Es decir, ahora tenemos acceso a la vida divina, a la comunión plena con Dios.
El Unigénito (el Hijo único de Dios) es el puente entre nuestra humanidad y la eternidad. Gracias a Él, la vida eterna ya no es solo una promesa, sino un camino abierto para nosotros.
c) “Concede, a quienes celebramos la solemnidad de la resurrección del Señor…”
Aquí pasamos del misterio objetivo (Cristo ha resucitado y nos ha abierto el cielo) a la súplica: ¿qué le pedimos a Dios en este día?
Nosotros, que celebramos esta solemnidad, no lo hacemos como un simple rito o costumbre, sino con un deseo profundo de que esta Pascua transforme nuestra vida. Celebrar la Pascua significa reconocer que la Resurrección de Cristo tiene un impacto real en nuestro existir.
d) “Que, renovados por tu Espíritu, resucitemos a la luz de la vida”
Esta es la gran petición de la oración colecta: que nuestra vida sea transformada por la Pascua.
- Renovados por tu Espíritu: La Pascua no es solo una celebración externa; es una renovación interior. Y esta renovación solo es posible por la acción del Espíritu Santo, el mismo Espíritu que resucitó a Cristo de entre los muertos.
- Resucitemos a la luz de la vida: Aquí está el núcleo de la vida cristiana. No basta con saber que Cristo ha resucitado; estamos llamados a resucitar con Él. Esto significa dejar atrás las tinieblas del pecado, la tristeza, la desesperanza y vivir en la luz de la vida nueva que Dios nos ofrece.
Esta súplica nos invita a preguntarnos:
- ¿Estoy permitiendo que el Espíritu Santo renueve mi vida?
- ¿Cómo puedo vivir esta Pascua con una fe renovada, con más caridad y esperanza?
- ¿Qué aspectos de mi vida necesitan resucitar a la luz de Cristo?
4. Vivir la oración en nuestra vida
La oración colecta del Domingo de Pascua nos recuerda que la Resurrección de Cristo no es solo un evento del pasado, sino una realidad presente en nuestra vida.
Podemos llevar esta oración a nuestro día a día de diversas maneras:
- Orando cada mañana: Al despertar, recordar que Cristo ha vencido la muerte y pedirle que nos haga vivir en la luz de su Resurrección.
- Viviendo con esperanza: La victoria de Cristo nos llama a no dejarnos vencer por el miedo o la desesperanza, sino a confiar en Dios en todo momento.
- Dejándonos renovar por el Espíritu: Buscar momentos de oración y apertura al Espíritu Santo para que transforme nuestro corazón.
- Dando testimonio de la vida nueva: La mejor manera de celebrar la Pascua es vivir con alegría, amor y generosidad, irradiando a los demás la luz del Resucitado.
5. Oración final
Señor Jesús, en este día de Pascua te damos gracias porque has vencido la muerte y nos has abierto las puertas de la eternidad. Te pedimos que renueves nuestro corazón con tu Espíritu y nos ayudes a vivir como verdaderos resucitados, en la luz de tu vida. Que en cada momento sepamos reconocer tu presencia viva y dar testimonio de tu amor. Amén.
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