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Mostrando entradas de 2024

Letanías a Jesús Eucaristia

 Señor, ten misericordia de nosotros. Cristo, ten misericordia de nosotros Señor, ten misericordia de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros. Dios Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros. Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros. Santísima Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros. Pan vivo que bajaste del Cielo, ten misericordia de nosotros. Dios escondido y Salvador, ten misericordia de nosotros. Comida de los escogidos, ten misericordia de nosotros. Vino que engendras vírgenes, ten misericordia de nosotros. Pan substancioso y de los reyes regalo, ten misericordia de nosotros. Sacrificio continuo, ten misericordia de nosotros. Ofrenda pura, ten misericordia de nosotros. Cordero sin mancha, ten misericordia de nosotros. Mesa purísima, ten misericordia de nosotros. Comida de los ángeles, ten misericordia de nosotros. Maná escondido, ten misericordia de nosotros. Memorial de las maravillas de Di

Decenario al Espíritu Santo: décimo día

Decenario al Espíritu Santo: Décimo día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  Trabajemos bajo la dirección del Espíritu Santo, bajo el esplendor de su luz, bajo el calor de su amor; trabajemos constantemente en prepararnos para la oración, en practicar santamente este ejercicio, y seamos constantes en él, para que, poco a poco, vayamos ascendiendo por esta escala luminosa, que nos llevará a la cumbre excelsa de la Luz divina.  Los elementos de la oración, luz, amor y vida, tienen su Fuente perenne, inagotable y divina en el Espíritu Santo. En efecto, el Espíritu Santo es Fuente de Luz. En la secuencia de la Misa Pentecostés, le llama «Luz de los corazones».  Jesucristo, en la última Cena, les dijo a sus Apóstoles que el Espíritu Santo

Decenario al Espíritu Santo: Noveno día

  Decenario al Espíritu Santo: Noveno día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  El fondo, el secreto de la oración, es el amor. San Francisco de Sales nos da un concepto maravilloso en su sencillez de la oración. «Orar, nos dice, es acercarnos a Dios con profundo respeto, ciertamente, pero con inmensa confianza, con la confianza con que un niño se acerca a la mejor de las madres, y hablarle, hablarle de las cosas del cielo y de las cosas de la tierra; decirle todo lo que tenemos en nuestro corazón, sin dejar nada dentro, y derramar nuestro corazón en su Corazón divino, como se derrama el corazón en el corazón de un amigo». ¿No es dulce y sencillo a un mismo tiempo este concepto de la oración? Que cada quién tome la forma que le corresp

Decenario al Espíritu Santo: Octavo día

Decenario al Espíritu Santo: Octavo día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  Hay dos maneras de dirigir y de enseñar en la oración.  El Espíritu Santo, durante las primeras etapas de la vida espiritual, se conforma con enseñar a las almas los caminos de Dios, las dirige mostrándoles lo que deben de hacer, enseñándoles los senderos, marcándoles las reglas; pero el alma es la que practica todo ese conjunto de virtudes que Dios ha puesto en ella; lo mismo en la oración que en la vida práctica, el alma es la que inmediatamente se mueve, aun cuando sea bajo la dirección del Espíritu Santo.  Pero hay un momento en que el Espíritu Santo toma por sí mismo la dirección del alma; entonces el alma se mueve, pero se mueve bajo la moción del Espír

Decenario al Espíritu Santo: Séptimo día

Decenario al Espíritu Santo: Séptimo día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  Hay diversas formas de oración, quiero comenzar por hablar de esas tres grandes etapas de la vida espiritual, que pueden llamarse clásicas: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva. Se han comparado con las tres edades del hombre: la niñez, la juventud y la edad madura. En la niñez, el hombre se va desarrollando; viene la juventud, en la que el hombre posee una actividad ardiente, pero que todavía no llega a su plenitud, y, por tanto, tiene que ir progresando en todos sus conocimientos y en todos sus afectos; por fin llega a la plenitud de la edad, que debe ser la perfección de toda su actividad y de todas sus facultades.          1) La  vía pur

Decenario al Espíritu Santo: Sexto día

 Decenario al Espíritu Santo: Sexto día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  Estas tres virtudes teologales, la Fe, la Esperanza y la Caridad, son las virtudes de la oración, las que nos ponen en contacto con Él. Por la Fe lo miramos, aunque sea a través de las sombras; por la Esperanza nos apoyamos en su brazo fortísimo; por la Caridad, lo introducimos en nuestro propio corazón y nos adherimos a Él de una manera inefable.  El mundo que contemplan nuestros ojos, este mundo cuyas distancias parecen desaparecer y unirse por la rapidez prodigiosa de los vehículos modernos; este mundo que contiene tantas maravillas, tantas riquezas en su seno, tantas hermosuras en su superficie, no es nada en comparación de ese mundo sobrenatural y divino

Decenario al Espíritu Santo: Quinto día

Decenario al Espíritu Santo: Quinto día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  La vida espiritual es luz y amor, es una transformación de luz que viene a delinear en nosotros la imagen de luz de Jesucristo, y es una marcha triunfal del amor que nos adhiere a Dios y nos hace un mismo espíritu con Él. Y lo mismo para la luz que para el amor, necesitamos la oración. Se diría que el elemento esencial de la vida espiritual es la oración, porque en ella recibimos la iluminación de nuestro espíritu, porque en ella es donde se caldea divinamente nuestro corazón. Y esa oración, que es luz y es amor, es obra del Espíritu Santo. En la obra magistral del Espíritu Santo que es la vida espiritual, vemos que el medio que unifica y que produce armonía,

Decenario al Espíritu Santo: Cuarto día

 Decenario al Espíritu Santo: Cuarto día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  Si la vida cristiana es luz, también la vida cristiana es amor; y san Pablo nos dio también otra fórmula que expresa esta idea que acabo de exponer: «El que se adhiere a Dios, se hace un solo espíritu con Él». Con esta fórmula brevísima, pero llena de profundidad, el Apóstol san Pablo nos enseña que por la vida cristiana tenemos que realizar en nosotros una transformación de amor. La vida cristiana no solamente es una transformación de luz —porque de claridad en claridad nos vamos transformando en la imagen divina—, sino que es también una transformación de amor. Una maravillosa unidad de amor se produce en nosotros; el amor, con su magia celestial, nos adhi

Decenario al Espíritu Santo: Tercer dia

   Decenario al Espíritu Santo: Tercer dia Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  El Espíritu Santo ilumina todo; el Espíritu Santo nos adapta para recibir la luz de Jesucristo, la luz que es Jesús mismo. Pero ese divino Espíritu realiza en nosotros su obra por medio de ese procedimiento divino de la oración. En la oración, el Espíritu Santo nos dirige y nos inspira poco a poco; como un maestro consumado va descubriendo ante nosotros las maravillas de las cosas espirituales y divinas; poco a poco se va aclarando para el alma el mundo sobrenatural, hasta que llega un momento en que se siente en toda su grandeza el esplendor de las cosas divinas. La oración es una obra de luz; por eso es un elemento esencial de la vida cristiana. Y esta i

Decenario al Espíritu Santo 2024

Decenario al Espíritu Santo 2024 Primer día (9/05) Segundo día (10/05) Tercer día (11/05) Cuarto día (12/05) Quinto día (13/05) Sexto día (14/05) Séptimo día (15/05) Octavo día (16/05) Noveno día (17/05) Décimo día (18/05)

Decenario al Espíritu Santo: Segundo día

 Decenario al Espíritu Santo: Segundo día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  La oración es luz; en ella conocemos nuestra pequeñez y la grandeza divina; en ella descubrimos la vanidad de las cosas de la tierra y empezamos a apreciar las cosas celestiales; en ella, sobre todo, tenemos ese gran conocimiento de Jesucristo que constituye la vida cristiana y la vida eterna. Quienquiera que se acerque a Dios se ilumina. La oración es luz, y a medida que se va avanzando en los senderos de la oración, el alma se va iluminando; va de claridad en claridad; cada una de las etapas de la vida espiritual se caracteriza por una forma de oración, y cada una de esas formas de oración expresa una de las claridades de que nos habla el Apóstol san Pabl

Decenario Espíritu Santo: día primero

Si quieres seguir este decenario puedes meterte en esta comunidad de WhatsApp: https://chat.whatsapp.com/GQNrfpz9rtJGbM7eqoMw1U  Primer día Oración inicial ¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname. Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad. Meditación  El Espíritu Santo es el que «viene» después y en virtud de la «partida» de Cristo. Las palabras de Jn 16, 7, expresan una relación de naturaleza causal. El Espíritu viene mandado en virtud de la redención obrada por Cristo: «Cuando me vaya os lo enviaré» (cfr Encíclica Dominum et vivificantem, S). Más aún, «según el designio divino, la «partida» de Cristo es condición indispensable del «envio» y de la venida del Espíritu Santo, indican que entonces comienza la nueva comunicación salvífica por el Espíritu Santo» (Ibid., n. 1 l). Si es verdad que Jesucristo, medi

¿Por qué confesarse de lo mismo?

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Perfecta libertad

  «Oh Dios, que nos has concedido los remedios pascuales, dota a tu pueblo de dones celestiales, para que, poseído de   perfecta libertad , se alegre en el cielo de lo que ahora le alegra en la tierra». La colecta de hoy presenta la condición cristiana en pocas palabras. Nos dice que Dios ha provisto a su pueblo de remedios pascuales en vista de un don celestial; este don estimula a su pueblo, a ti y a mí, a la búsqueda de la "libertad perfecta"; y esta libertad es, en el marco de la vida presente, un anticipo de la bienaventuranza eterna. Debemos tomarnos en serio este imperativo de libertad. Todos queremos ser libres, naturalmente. Pero la libertad puede parecernos esquiva. Tenemos una comprensión de la libertad que es limitada. Para nosotros, la libertad es normalmente una cuestión de ausencia de restricciones. Pensamos que una determinada circunstancia, una determinada persona, una determinada herida nos impide ser libres. Nos pasamos el tiempo quejándonos de esa circunst

GETSEMANÍ (R. GUARDINI - EL SEÑOR)

12. GETSEMANÍ (R. GUARDINI - EL SEÑOR)  Las diferentes tradiciones evangélicas cuentan así el acontecimiento: «Al terminar su plegaria, Jesús salió con sus discípulos, atravesó el torrente Cedrón (Jn 18,1) y, como de costumbre, se dirigió al monte de los Olivos (Lc 22,39). Entonces, dijo a sus discípulos: —Sentaos aquí, mientras yo voy [más allá] a orar. Llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y empezó a sentir pavor y angustia. Y les dijo: —Siento una tristeza de muerte. Quedaos aquí y estad en vela. Y adelantándose un trecho, cayó en tierra y suplicaba que, a ser posible, no tuviera que pasar por aquel trance. Decía así: —¡Abba! ¡Padre! Todo te es posible. Aparta de mí esta copa de amargura. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú. Volvió, y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: —Simón, ¿estás dormido? ¿No has podido velar ni siquiera una hora? Estad en vela y orad para que podáis hacer frente a la prueba; pues el espíritu está bien dispuesto, pero la carne es débil

La oración sacerdotal - El Señor R. Guardini

11. LA ORACIÓN SACERDOTAL. (R. GUARDINI - EL SEÑOR) Cada lectura del relato de la última cena produce una profunda impresión por la magnitud del amor que Jesús demuestra hacia los suyos. Pero, al mismo tiempo, no se puede menos de admirar su tremenda soledad dentro del grupo. Hay ciertos rasgos que dejan traslucir marcadamente esa sensación, por ejemplo, estas palabras del protagonista: «Hijos míos, todavía estaré con vosotros algún tiempo. Vosotros me buscaréis, pero lo que ya dije en otra ocasión a los judíos os lo digo ahora a vosotros: Adonde yo voy, vosotros no podéis venir. (...) Simón Pedro le preguntó: —Señor, ¿adonde vas? Jesús le respondió: —Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde. Pedro le replicó: —Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daría yo la vida. Jesús le contestó: —¿Tú darías la vida por mí? Te aseguro que antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces» (Jn 13,33-38). Pedro habla con toda franqueza. Quiere profundamente a

Del olivete al Calvario, meditaciones de la pasión - Velad y orad

17. Velad y orad Velad y orad para que no entréis en tentación. El espíritu, si está pronto, mas la carne es débil (Mt 26,41; Mc 14,38). "Dijo el Señor (Lc 18,1): 'Conviene orar siempre y no desfallecer'. Y añadió (Lc 18,8): 'Pero ¿crees que al venir el Hijo del hombre encontrará fe en la tierra?' Si flaquea la fe, acaba la oración. Nadie ora si no cree. De donde el Apóstol (Rm 10,13.14): 'Todo el que invocare el nombre del Señor, será salvo'. Y en prueba de que la oración emana de la fe, como el río del manantial, agrega: "¿Cómo invocarán en quien no creyeron?". Haya fe para poder orar. Y para que no decaiga la fe, mediante la cual oramos, oremos. A fin que no decayese la fe en medio de las tentaciones, dijo el Señor. 'Velad y orad para que no entréis en tentación'. No entréis en tentación, saliendo de la fe. Adentraos en la fe (y con la fe, en el Espíritu de Dios), y no entraréis en la tentación" (cf. San Agustín, Serm. 115,1). Sólo