62 - El juicio final (Mt 25, 31-46)

 DÍA 62


1. Invoca al Espíritu Santo


2. La Palabra de Dios

El juicio final (Mt 25, 31-46)

31 «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria 32 y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

33 Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

34 Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

35 Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, 36 estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.

37 Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?;

38 ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; 39 ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.

40 Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.

41 Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

42 Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, 43 fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.

44 Entonces también estos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.

45 Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. 46 Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».


3. La Palabra ilumina

«Cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo» (Mt 25,45)

Jesús dice: «Cualquier cosa que hagáis al último de vuestros hermanos, es a mí a quien me lo hacéis. Cuando acogéis a un niño, es a mí a quien me acogéis. Si en mi nombre ofrecéis un vaso de agua, es a mí a quien me lo ofrecéis» (Mc 9,37; Mt 10,42). Con el fin de estar seguro de que habíamos comprendido bien lo que decía, afirmó que así es como seríamos juzgados a la hora de nuestra muerte: «Tuve hambre, y me distéis de comer. Estaba desnudo, y me vestisteis. No tenía hogar, y me alojasteis».

No es simplemente hambre de pan de la que se trata; es de un hambre de amor. La desnudez no concierne sólo al vestido; la desnudez es también la falta de dignidad humana y de la magnífica virtud de la pureza, así como la falta de respeto unos hacia otros. Estar sin hogar, no es solo no tener casa; estar sin hogar, también es ser rechazado, excluido, no amado». (Santa Teresa de Calcuta, Escritos, el otro es Cristo).


4. Dialoga con el Señor


¿Cuándo y dónde he visto al Señor necesitado en el otro? ¿Cómo respondí?


Dios te bendiga.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta Pierbattista Card. Pizzaballa

El árbol de navidad un signo cristiano

El misterio del Belén