Decenario al Espíritu Santo: Día décimo


Día Décimo


Oración inicial para todos los días

Ante tu presencia postrado, ¡Soberano Espíritu de paz, de reconciliación y de todo consuelo!, humildemente te pido perdón de mis pecados, y la gracia de un verdadero arrepentimiento. Dones especiales de tu misericordia son la luz para bien conocer y discernir; la llama del alma para detestarlas; el firme propósito actual para nunca más volver a cometerlas; la fortaleza y perseverancia para el cumplimiento de tal resolución hasta el fin de la vida.

Concédeme, Espíritu divino, también el fervor y devoción para vivir dando gloria a Dios para mi bien y el bien de la Iglesia. Amén.

Palabra de Dios

Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?».

Les dijo: «No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra».

Hch 1, 5-8

Texto

El Espíritu Santo realiza la obra de la santificación del alma. Las virtudes sobrenaturales, los Dones y los Frutos del Espíritu Santo, que hemos considerado en estos días, perfeccionan nuestras potencias, pasiones y sentidos, acercándonos al Modelo supremo de santidad que es Jesucristo.

De este modo, el Paráclito, enviado por el Padre a través del Hijo, nos hace otros Cristo, más aún el mismo Cristo, si somos dóciles a su acción en nuestras almas, y nos conduce al Padre Eterno, de quienes somos hijos adoptivos por la gracia.

Oración

Ven, Espíritu Creador,

visita las almas de tus fieles

llena con tu divina gracia,

los corazones que creaste.

Tú, a quien llamamos Paráclito,

don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego,

caridad y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;

Tú, dedo de la diestra del Padre;

Tú, fiel promesa del Padre;

que inspiras nuestras palabras.

Ilumina nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones;

y, con tu perpetuo auxilio,

fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.

Aleja de nosotros al enemigo,

danos pronto la paz,                    

sé nuestro director y nuestro guía,

para que evitemos todo mal.

Por ti conozcamos al Padre,

al Hijo revélanos también;

Creamos en ti, su Espíritu,

por los siglos de los siglos

Gloria a Dios Padre,

y al Hijo que resucitó,

y al Espíritu Consolador,

por los siglos de los siglos. Amén.

(Himno de Vísperas de la Solemnidad de Pentecostés.)

Invocaciones

Espíritu  Santo  imprime en  nosotros el  horror al pecado, te rogamos óyenos.

Espíritu  Santo ven a renovar la faz de la tierra…

Espíritu  Santo derrama tus luces en nuestra inteligencia…

Espíritu  Santo graba tu ley en nuestros corazones...

Espíritu  Santo  abrásanos en el fuego de tu amor…

Espíritu  Santo  ábrenos el  tesoro de tus gracias…Espíritu  Santo enséñanos a orar como se debe…

Espíritu  Santo ilumínanos con tus inspiraciones celestiales…

Espíritu  Santo  concédenos la única ciencia necesaria…

Espíritu  Santo inspíranos la práctica de las virtudes…

Espíritu  Santo  haz  que perseveremos en tu justicia…

Espíritu  Santo se tu mismo nuestra recompensa…

Oración conclusiva

¡Espíritu divino! Por los méritos de Jesucristo, te suplicamos vengas a nuestros corazones y nos comuniques la plenitud de tus dones, para que, iluminados y confortados por ellos, vivamos según tu voluntad, y muriendo entregados a tu amor, merezcamos cantar eternamente tus infinitas misericordias. Amén.

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