Decenario al Espíritu Santo: Tercer dia

 

 Decenario al Espíritu Santo: Tercer dia

Oración inicial

¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname.

Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.

Meditación 

El Espíritu Santo ilumina todo; el Espíritu Santo nos adapta para recibir la luz de Jesucristo, la luz que es Jesús mismo. Pero ese divino Espíritu realiza en nosotros su obra por medio de ese procedimiento divino de la oración. En la oración, el Espíritu Santo nos dirige y nos inspira poco a poco; como un maestro consumado va descubriendo ante nosotros las maravillas de las cosas espirituales y divinas; poco a poco se va aclarando para el alma el mundo sobrenatural, hasta que llega un momento en que se siente en toda su grandeza el esplendor de las cosas divinas.

La oración es una obra de luz; por eso es un elemento esencial de la vida cristiana. Y esta iluminación divina que se realiza en la oración es el fruto, es la obra del Espíritu Santo. 

Letanías al Espíritu Santo

Señor ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros.
Señor ten piedad de nosotros.
Caridad ardiente, ven a nosotros.
Espíritu de sabiduría, ven a nosotros.
Espíritu de consejo y de fuerza, ven a nosotros.

Oración al Espíritu Santo

¡Oh Espíritu Santo!, llena
de nuevo mi alma con
la abundancia de tus
dones y frutos. Haz que
yo sepa, con el don de
Sabiduría, tener este
gusto por las cosas de
Dios que me haga
apartar de las terrenas.
Que sepa, con el don
del Entendimiento, ver
con fe viva la
importancia y la belleza
de la verdad cristiana.
Que, con el don del
Consejo, ponga los
medios más
conducentes para
santificarme, perseverar
y salvarme.
Que el don de Fortaleza
me haga vencer todos
los obstáculos en la
confesión de la fe y en
el camino de la
salvación.
Que sepa con el don de
Ciencia, discernir
claramente entre el bien
y el mal, lo falso de lo

verdadero,
descubriendo los
engaños del demonio,
del mundo y del
pecado.
Que, con el don de
Piedad, ame a Dios
como Padre, le sirva con
fervorosa devoción y
sea misericordioso con el
prójimo.
Finalmente, que, con el
don de Temor de Dios,
tenga el mayor respeto
y veneración por los
mandamientos de Dios,
cuidando de no
ofenderle jamás con el
pecado.
Lléname, sobre todo, de
tu amor divino; que sea
el móvil de toda mi vida
espiritual; que, lleno de
unción, sepa enseñar y
hacer entender, al
menos con mi ejemplo,
la belleza de tu doctrina,
la bondad de tus
preceptos y la dulzura
de tu amor. Amén.
(Oración al Espíritu Santo para pedir los 7 dones)

Oración conclusiva

¡Espíritu divino! Por los méritos de Jesucristo, te suplicamos vengas a nuestros corazones y nos comuniques la plenitud de tus dones, para que, iluminados y confortados por ellos, vivamos según tu voluntad, y muriendo entregados a tu amor, merezcamos cantar eternamente tus infinitas misericordias. Amén.

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