Decenario al Espíritu Santo: Octavo día
Oración inicial
¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname.
Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.
Meditación
Hay dos maneras de
dirigir y de enseñar en la oración.
El Espíritu Santo, durante las primeras etapas de la vida espiritual, se conforma con
enseñar a las almas los caminos de Dios, las dirige mostrándoles lo que deben de hacer,
enseñándoles los senderos, marcándoles las reglas; pero el alma es la que practica todo
ese conjunto de virtudes que Dios ha puesto en ella; lo mismo en la oración que en la
vida práctica, el alma es la que inmediatamente se mueve, aun cuando sea bajo la
dirección del Espíritu Santo.
Pero hay un momento en que el Espíritu Santo toma por sí mismo la dirección del
alma; entonces el alma se mueve, pero se mueve bajo la moción del Espíritu Santo y por
medio de sus dones maravillosos. Así que el alma obra, el alma piensa, el alma siente, el
alma ama, el alma ejercita todas sus facultades; pero bajo la moción del Espíritu Santo.
Entonces se produce esa transformación del alma y que se inicia
en principio de la vía iluminativa.
Cuando el Espíritu Santo toma la dirección del alma, pone en ella un sello divino;
pero en las primeras etapas de la vida espiritual, durante toda la vía purgativa, cuando el
hombre es el que tiene que dirigir su propia vida y su propia oración, entonces pone en
su oración y en su vida el sello humano.
Letanías al Espíritu Santo
“Señor ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros.
Señor ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo ilumínanos con tus inspiraciones celestiales, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo concédenos la única ciencia necesaria, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo inspíranos la práctica de las virtudes, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo haz que perseveremos en tu justicia, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo sé tú mismo nuestra recompensa, te rogamos, óyenos.
Oración al Espíritu Santo
Oh Espíritu Santo,
Amor del Padre, y del Hijo,
Inspírame siempre lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia Santificación.
Espíritu Santo,
Dame agudeza
para entender,
capacidad para retener,
método y facultad para aprender,
sutileza para interpretar,
gracia y eficacia para hablar.
Dame acierto al empezar
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.
(Oración al Espíritu Santo del Card. Verdier)
Oración conclusiva
¡Espíritu divino! Por los méritos de Jesucristo, te suplicamos vengas a nuestros corazones y nos comuniques la plenitud de tus dones, para que, iluminados y confortados por ellos, vivamos según tu voluntad, y muriendo entregados a tu amor, merezcamos cantar eternamente tus infinitas misericordias. Amén.
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