Decenario al Espíritu Santo: décimo día
Decenario al Espíritu Santo: Décimo día
Oración inicial
¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname.
Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.
Meditación
Trabajemos bajo la dirección del Espíritu Santo, bajo el esplendor de su luz, bajo el
calor de su amor; trabajemos constantemente en prepararnos para la oración, en practicar
santamente este ejercicio, y seamos constantes en él, para que, poco a poco, vayamos
ascendiendo por esta escala luminosa, que nos llevará a la cumbre excelsa de la Luz
divina.
Los elementos de la oración, luz, amor y vida, tienen su Fuente perenne,
inagotable y divina en el Espíritu Santo.
En efecto, el Espíritu Santo es Fuente de Luz. En la secuencia de la
Misa Pentecostés, le llama «Luz de los corazones».
Jesucristo, en la última
Cena, les dijo a sus Apóstoles que el Espíritu Santo es Espíritu de Verdad y Luz, y que
cuando viniera les enseñaría toda verdad. Más aún: expresamente les dijo: Él os
enseñará todo lo que Yo os he dicho; Él os sugerirá todas las cosas que Yo os he
enseñado.
A primera vista pudiéramos decir: ¿No es Jesús la Luz del mundo? ¿No es el
Maestro divino de toda verdad? ¿No vino a enseñar maravillosamente a sus discípulos?
¿No hablaba Él —según el testimonio de sus propios enemigos— como nadie había
hablado sobre la tierra? ¿Por qué necesitaba Jesús que viniera el Espíritu Santo a enseñar
lo que Él había enseñado? ¿Qué significa que el Espíritu Santo sugerirá a los Apóstoles
todas las cosas que Jesús les había dicho ya?
¡Ah!, el hecho es innegable. Durante tres años Jesucristo habló palabras de vida
eterna; los Apóstoles escucharon esa divina elocuencia de Jesús; fuera de la predicación general, Jesucristo tuvo con los Apóstoles enseñanzas íntimas, les dijo muchas cosas que
no decía a las multitudes, y, sin embargo, después de tres años, los Apóstoles no
acertaban aún a comprender la doctrina de nuestro Señor...
Jesús es la luz que ilumina. El Espíritu Santo es la luz de los corazones, el que
íntimamente dispone nuestras almas para que podamos escuchar y comprender las
grandes enseñanzas de Jesús. Jesús es la luz del mundo; pero el Espíritu Santo es la luz
íntima de nuestras almas.
Por eso esa luz que percibimos en la oración es una luz que tiene su fuente en el
Espíritu Santo.
En la oración conocemos a Jesús, pero lo conocemos porque el Espíritu Santo se ha
derramado en nuestras almas.
Letanías al Espíritu Santo y oración al Espíritu Santo
Señor ten piedad de nosotros.Cristo ten piedad de nosotros.
Señor ten piedad de nosotros.
Padre omnipotente, ten piedad de nosotros.
Jesús, Hijo eterno del Padre y redentor del mundo, sálvanos.
Espíritu del Padre y del Hijo y amor infinito del uno y del otro santifícanos.
Trinidad santísima, óyenos.
Espíritu Santo que procedes del Padre y del Hijo, ven a nosotros.
Promesa del Padre, ven a nosotros
Don de Dios altísimo, ven a nosotros.
Rayo de luz celeste, ven a nosotros.
Fuente de agua viva, ven a nosotros.
Espíritu de amor y de verdad, ven a nosotros.
Fuego abrasador, ven a nosotros.
Autor de todo bien, ven a nosotros.
Unción espiritual, ven a nosotros.
Caridad ardiente, ven a nosotros.
Espíritu de sabiduría, ven a nosotros.
Espíritu de consejo y de fuerza, ven a nosotros.
Espíritu de ciencia y de piedad, ven a nosotros.
Espíritu de temor del Señor, ven a nosotros.
Espíritu de gracia y de oración, ven a nosotros.
Espíritu de paz y de dulzura, ven a nosotros.
Espíritu de modestia y de inocencia, ven a nosotros.
Espíritu consolador, ven a nosotros
Espíritu santificador, ven a nosotros
Espíritu que gobiernas la Iglesia, ven a nosotros
Espíritu que llenas el universo, ven a nosotros
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ven a nosotros
Espíritu Santo imprime en nosotros el horror al pecado, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo ven a renovar la faz de la tierra, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo derrama tus luces en nuestra inteligencia, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo graba tu ley en nuestros corazones, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo enciéndenos en el fuego de tu amor, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo ábrenos el tesoro de tus gracias, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo enséñanos a orar como se debe, te rogamos ,óyenos.
Espíritu Santo ilumínanos con tus inspiraciones celestiales, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo concédenos la única ciencia necesaria, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo inspíranos la práctica de las virtudes, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo haz que perseveremos en tu justicia, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo sé tú mismo nuestra recompensa, te rogamos, óyenos.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Envíanos tu Espíritu Santo.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Derrama en nuestras almas los dones del Espíritu Santo.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo. Infúndenos el Espíritu de sabiduría y devoción.
Ven Espíritu Santo, llena de tus dones los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu y todo será creado. Y renovarás la faz de la tierra.
Oración conclusiva
¡Espíritu divino! Por los méritos de Jesucristo, te suplicamos vengas a nuestros corazones y nos comuniques la plenitud de tus dones, para que, iluminados y confortados por ellos, vivamos según tu voluntad, y muriendo entregados a tu amor, merezcamos cantar eternamente tus infinitas misericordias. Amén.
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