Decenario al Espíritu Santo: Séptimo día

Decenario al Espíritu Santo: Séptimo día

Oración inicial

¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro; ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame, dime que debo hacer, ordéname.

Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí, y aceptar todo lo que permitas que me suceda. Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.


Meditación 

Hay diversas formas de oración, quiero comenzar por hablar de esas tres grandes etapas de la vida espiritual, que pueden llamarse clásicas: la vía purgativa, la vía iluminativa y la vía unitiva.

Se han comparado con las tres edades del hombre: la niñez, la juventud y la edad madura. En la niñez, el hombre se va desarrollando; viene la juventud, en la que el hombre posee una actividad ardiente, pero que todavía no llega a su plenitud, y, por tanto, tiene que ir progresando en todos sus conocimientos y en todos sus afectos; por fin llega a la plenitud de la edad, que debe ser la perfección de toda su actividad y de todas sus facultades. 

        1) La vía purgativa el alma va poco a poco purificándose, dejando los rasgos del hombre viejo, como dice san Pablo; dominando sus pasiones, poniendo orden en sus sentimientos, armonizando su vida. 

        2) Cuando llega a ser dueño de sus propios actos, cuando el orden se ha establecido en su castillo interior, entonces comienza la vía iluminativa y entra de lleno el alma en las moradas de la luz; Dios le va mostrando las cosas divinas, el amor se enciende, el alma acaba de purificarse. 

        3) Por este camino llega el alma a la vía unitiva, la vía de los perfectos, en la que el hombre se une de una manera maravillosa con Dios, en la que comienza a realizarse la palabra de san Pablo: El que se adhiere a Dios, es un solo espíritu con Él. Entonces el alma mira, por decirlo así, desde la atalaya altísima de la Divinidad, el conjunto del universo, de una manera prodigiosa, de una manera única, como han de contemplar todas las cosas desde el cielo los bienaventurados. 

Es natural que en cada una de esas grandes etapas de la vida espiritual la oración cambie; y, en efecto, al comenzar la vía iluminativa se realiza una admirable transformación en el alma. Para comprenderla, es preciso saber que el Espíritu Santo es el Director de la vida espiritual, porque es el Santificador

Letanías al Espíritu Santo

Señor ten piedad de nosotros.
Cristo ten piedad de nosotros.
Señor ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo derrama tus luces en nuestra inteligencia, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo graba tu ley en nuestros corazones, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo enciéndenos en el fuego de tu amor, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo ábrenos el tesoro de tus gracias, te rogamos, óyenos.
Espíritu Santo enséñanos a orar como se debe, te rogamos ,óyenos.

Oración al Espíritu Santo

Oración: ¡Oh Dios que has
instruido los corazones de los
fieles con la luz del Espíritu
Santo!, concédenos según el
mismo Espíritu conocer las
cosas rectas y gozar siempre
de sus divinos consuelos. Por
Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.

Oración conclusiva

¡Espíritu divino! Por los méritos de Jesucristo, te suplicamos vengas a nuestros corazones y nos comuniques la plenitud de tus dones, para que, iluminados y confortados por ellos, vivamos según tu voluntad, y muriendo entregados a tu amor, merezcamos cantar eternamente tus infinitas misericordias. Amén.

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