Árbol de Jesé - 4 Isaac (1 de diciembre)

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La Palabra de Dios

1Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo: «¡Abrahán!». Él respondió: «Aquí estoy». » 2Dios dijo: «Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré». 3Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. 4Al tercer día levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio desde lejos. 5Abrahán dijo a sus criados: «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros». 6Abrahán tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. 7Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». 8Abrahán contestó: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos. 9Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. 10Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abrahán, Abrahán!». Él contestó: «Aquí estoy». 12El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo». 13Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 14Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «En el monte el Señor es visto». 15El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo 16y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, 17te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. 18Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».

Meditación

Abrahám no duda del plan de Dios en ningún momento, aunque debió de ser muy difícil para el responder a su hijo a la pregunta sobre dónde está el cordero para el holocausto. Abrahám no le miente, confía en Dios y es consciente de que Dios le ama y que Dios proveería. Isaac es imagen de Jesucristo, pues ambos cargaron con el madero sobre el que iban a morir. Y ninguno de los dos se quejaron. De hecho, tampoco se resistieron, pues habría sido sencillo huir de un anciano como Abrahám. ¡Que confianza la de Isaac! ¡Qué confianza la de Abrahám!

Ora

¿Confío en la providencia de Dios? ¿Me quejo de todo lo que sucede en mi vida?

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