Decenario al Espíritu Santo: día cuarto


Día Cuarto


Oración inicial para todos los días

Ante tu presencia postrado, ¡Soberano Espíritu de paz, de reconciliación y de todo consuelo!, humildemente te pido perdón de mis pecados, y la gracia de un verdadero arrepentimiento. Dones especiales de tu misericordia son la luz para bien conocer y discernir; la llama del alma para detestarlas; el firme propósito actual para nunca más volver a cometerlas; la fortaleza y perseverancia para el cumplimiento de tal resolución hasta el fin de la vida.

Concédeme, Espíritu divino, también el fervor y devoción para vivir dando gloria a Dios para mi bien y el bien de la Iglesia. Amén.

Palabra de Dios

Palabra de Dios

Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo, sino en el futuro.

Ef 1, 15-21


Texto

Los dones del Espíritu Santo son siete: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.

Los tres primeros son:

"Sabiduría": es el don por el que juzgamos acertadamente de las cosas pertenecientes a nuestro fin último y salvación;

"Entendimiento": es el don para conocer los misterios de la fe, y las verdades de ella que enseña la Santa Iglesia;

"Consejo": es el don para dirigirnos prudentemente según Dios, en los casos difíciles de la vida presente, en orden a la eterna.  

Oración

¡Oh Espíritu Santo!, llena de nuevo mi alma con la abundancia de tus dones y frutos. Haz que yo sepa, con el don de Sabiduría, tener este gusto por las cosas de Dios que me haga apartar de las terrenas.

Que sepa, con el don del Entendimiento, ver con fe viva la importancia y la belleza de la verdad cristiana.

Que, con el don del Consejo, ponga los medios más conducentes para santificarme, perseverar y salvarme.

Que el don de Fortaleza me haga vencer todos los obstáculos en la confesión de la fe y en el camino de la salvación.

Que sepa con el don de Ciencia, discernir claramente entre el bien y el mal, lo falso de lo verdadero, descubriendo los engaños del demonio, del mundo y del pecado.

Que, con el don de Piedad, ame a Dios como Padre, le sirva con fervorosa devoción y sea misericordioso con el prójimo.

Finalmente, que, con el don de Temor de Dios, tenga el mayor respeto y veneración por los mandamientos de Dios, cuidando de no ofenderle jamás con el pecado.

Lléname, sobre todo, de tu amor divino; que sea el móvil de toda mi vida espiritual; que, lleno de unción, sepa enseñar y hacer entender, al menos con mi ejemplo, la belleza de tu doctrina, la bondad de tus preceptos y la dulzura de tu amor. Amén.

(Oración al Espíritu Santo para pedir los 7 dones)

Invocaciones

Espíritu  Santo  imprime en  nosotros el  horror al pecado, te rogamos óyenos.

Espíritu  Santo ven a renovar la faz de la tierra…

Espíritu  Santo derrama tus luces en nuestra inteligencia…

Espíritu  Santo graba tu ley en nuestros corazones...

Espíritu  Santo  abrásanos en el fuego de tu amor…

Espíritu  Santo  ábrenos el  tesoro de tus gracias…Espíritu  Santo enséñanos a orar como se debe…

Espíritu  Santo ilumínanos con tus inspiraciones celestiales…

Espíritu  Santo  concédenos la única ciencia necesaria…

Espíritu  Santo inspíranos la práctica de las virtudes…

Espíritu  Santo  haz  que perseveremos en tu justicia…

Espíritu  Santo se tu mismo nuestra recompensa…

Oración conclusiva

¡Espíritu divino! Por los méritos de Jesucristo, te suplicamos vengas a nuestros corazones y nos comuniques la plenitud de tus dones, para que, iluminados y confortados por ellos, vivamos según tu voluntad, y muriendo entregados a tu amor, merezcamos cantar eternamente tus infinitas misericordias. Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta Pierbattista Card. Pizzaballa

El árbol de navidad un signo cristiano

El misterio del Belén