46. Orar con la liturgia: Oración colecta de la solemnidad de San Pedro y San Pablo
Introducción
Celebrar la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo es reconocer que nuestra fe se fundamenta en la misión de hombres concretos, elegidos por Cristo y transformados por su gracia. Ellos, con personalidades distintas y caminos diversos, fueron unidos por la misma pasión: anunciar a Jesús como Señor y Salvador. Pedro representa la firmeza de la fe y la unidad de la Iglesia; Pablo, el ardor misionero y la profundidad del anuncio evangélico. En la oración colecta de esta fiesta, la Iglesia expresa su alegría y pide la gracia de seguir fielmente sus enseñanzas, como discípulos del mismo Señor.
1. Invocación inicial
Señor, que hoy llenas a tu Iglesia de alegría por el testimonio de Pedro y Pablo, haz que también nosotros, como ellos, seamos discípulos fieles y testigos valientes de tu Evangelio. Amén.
2. Escucha y meditación de la oración colecta
“Oh, Dios, que nos llenas hoy de santa y festiva alegría en la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, concede a tu Iglesia seguir en todo las enseñanzas de aquellos por quienes comenzó la difusión de la fe.”
“Oh, Dios, que nos llenas hoy de santa y festiva alegría”
La Iglesia vive la alegría profunda que nace del testimonio de los santos apóstoles. No es una alegría superficial, sino una alegría “santa y festiva”, porque se celebra la fidelidad de Dios, que actúa en la historia a través de sus testigos. Esta alegría nace también del reconocimiento de que seguimos formando parte de una Iglesia que tiene raíces, que está en comunión con los apóstoles y que continúa la misión que ellos comenzaron.
- ¿De qué manera vivo yo la alegría de pertenecer a la Iglesia?
- ¿Valoro la fe que me ha llegado a través de los apóstoles y de tantos testigos?
“Concede a tu Iglesia seguir en todo las enseñanzas de aquellos”
No se trata solo de celebrar su memoria, sino de seguir su ejemplo. Pedro y Pablo no son solo figuras del pasado, sino maestros en la fe que siguen guiando a la Iglesia con sus enseñanzas. Pedro, con su confesión de fe y su liderazgo, nos invita a la fidelidad y a la unidad. Pablo, con su ardor evangelizador, nos llama a abrirnos a todos los pueblos y culturas, llevando el Evangelio con audacia.
- ¿Estoy dispuesto a seguir las enseñanzas de los apóstoles con fidelidad y docilidad?
- ¿Soy testigo del Evangelio con mi vida, como lo fueron Pedro y Pablo?
“Por quienes comenzó la difusión de la fe”
La fe que hoy profesamos comenzó a extenderse gracias a estos dos hombres apasionados por Cristo. Su anuncio no fue solo con palabras, sino con la entrega de su vida hasta el martirio. Ellos pusieron en movimiento a la Iglesia, haciéndola misionera desde el inicio. También nosotros estamos llamados a continuar esa misión en nuestros días, en nuestras comunidades, familias y lugares de trabajo.
- ¿Reconozco que he recibido la fe gracias al testimonio de muchos antes que yo?
- ¿Estoy dispuesto a asumir mi parte en la difusión del Evangelio hoy?
3. Oración personal
Señor Jesús, tú llamaste a Pedro para confirmar a sus hermanos en la fe y a Pablo para llevar tu nombre a los confines del mundo. Te doy gracias por su testimonio y te pido que me hagas discípulo valiente, fiel a la enseñanza apostólica y comprometido con la misión de tu Iglesia. Que no me avergüence de tu Evangelio y que lo anuncie con mi vida.
4. Contemplación
Imaginamos a Pedro y Pablo en Roma. Pedro, cansado pero firme, animando a la comunidad con la paz de quien sabe en quién ha puesto su confianza. Pablo, escribiendo cartas, orando por las comunidades, preparando su entrega final. Ambos, distintos y complementarios, testigos del mismo Señor, coronan su vida con el martirio, sellando con su sangre la fe que predicaron.
Visualizamos la Iglesia de hoy, sostenida por el testimonio de estos dos pilares. Y dentro de esa Iglesia, estamos nosotros, llamados a ser piedras vivas, parte de una construcción que tiene a Cristo como fundamento.
5. Compromiso
- Permanecer firmes en la fe apostólica: Formarnos, conocer y vivir las enseñanzas que nos transmitieron Pedro, Pablo y la Iglesia.
- Ser testigos del Evangelio en nuestras comunidades: Con nuestras palabras y nuestras obras, hacer presente el amor de Cristo.
- Vivir la alegría de la comunión eclesial: Alegrarnos de pertenecer a una Iglesia que tiene una historia, una misión y una promesa de fidelidad.
Oración final
“Oh, Dios, que nos llenas hoy de santa y festiva alegría en la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, concede a tu Iglesia seguir en todo las enseñanzas de aquellos por quienes comenzó la difusión de la fe.”
Que, por su intercesión, seamos también nosotros testigos de tu amor en el mundo. Amén.
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