6 - Las tentaciones de Jesús (Mt 4, 1-11)
DÍA 6
1. Invoca al Espíritu Santo
2. Palabra de Dios
Tentaciones de Jesús (Mt 4, 1-11)
1 Entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. 2 Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.
3 El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
4 Pero él le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”».
5 Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo 6 y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”».
7 Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
8 De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, 9 y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
10 Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
11 Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.
3. La Palabra ilumina
"Nuestra vida en medio de esta peregrinación no puede estar sin tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni combatir si carece de enemigo y de tentaciones.
Este que invoca desde los confines de la tierra está angustiado, pero no se encuentra abandonado. Porque a nosotros mismos, esto es, a su cuerpo, quiso prefigurarnos también en aquel cuerpo suyo en el que ya murió, resucitó y ascendió al cielo, a fin de que sus miembros no desesperen de llegar adonde su cabeza los precedió.
De forma que nos incluyó en sí mismo cuando quiso verse tentado por Satanás. Nos acaban de leer que Jesucristo, nuestro Señor, se dejó tentar por el diablo. ¡Nada menos que Cristo tentado por el diablo! Pero en Cristo estabas siendo tentado tú, porque Cristo tenía de ti la carne y de Él procedía para ti la salvación; de ti procedía la muerte para Él, y de Él para ti la vida; de ti para Él los ultrajes, y de Él para ti los honores; en definitiva, de ti para Él la tentación, y de Él para ti la victoria.
Si hemos sido tentados en Él, también en Él vencemos al diablo. ¿Te fijas en que Cristo fue tentado y no te fijas en que venció? Reconócete a ti mismo tentado en Él y reconócete también vencedor en Él. Podía haber evitado al diablo, pero, si no hubiese sido tentado, no te habría aleccionado para la victoria cuando tú fueras tentado". (San Agustín, Comentario a los salmos, LX)
4. Dialoga con el Señor.
Únete a Cristo que vence a la tentación... ¡Tú también puedes vencer a las tentaciones!
Dios te bendiga
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