52. Orar con la liturgia: oración colecta XX Domingo del Tiempo Ordinario

Oración sobre la colecta del XX Domingo del Tiempo Ordinario

Introducción

La colecta de este domingo nos recuerda que Dios tiene reservados para nosotros bienes invisibles, realidades que superan todo lo que podamos desear o imaginar. Es un llamado a vivir con el corazón orientado hacia lo eterno, sin apegarnos solo a lo visible y pasajero. Pero alcanzar esa promesa requiere una disposición fundamental: dejar que Dios infunda en nosotros la ternura de su amor.
El amor es el único camino para poseer lo que Dios nos ha prometido, pues quien ama a Dios sobre todas las cosas aprende a mirar, vivir y desear como Él.

1. Invocación inicial

Señor Dios, que has preparado para nosotros bienes invisibles,
abre mi corazón a tu amor.
Infunde en mí la gracia de amarte en todo y sobre todas las cosas,
para que viva con los ojos puestos en tu promesa eterna.
Amén.

2. Escucha y meditación de la oración colecta

“Oh Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman…”
La herencia de Dios es más grande que cualquier bien terreno. La vida eterna, la comunión plena con Él, la visión de su gloria, son tesoros que ahora permanecen ocultos a nuestros ojos, pero que nos esperan como meta definitiva.

  • ¿Busco más lo visible y pasajero que lo invisible y eterno?

  • ¿Vivo con la esperanza puesta en la promesa de Dios?

“…infunde la ternura de tu amor en nuestros corazones…”
No se trata solo de amar, sino de dejar que el mismo amor de Dios habite en nosotros. El amor humano es limitado, pero cuando Dios nos comunica su amor, aprendemos a amar con ternura, misericordia y fidelidad.

  • ¿Me dejo amar por Dios para después amar como Él?

  • ¿Dejo que su amor suavice mi dureza, mis juicios y mis apegos?

“…para que, amándote en todo y sobre todas las cosas…”
El amor verdadero no es fragmentado ni a ratos. Amar a Dios en todo significa que toda nuestra vida se convierta en expresión de ese amor. Amar sobre todas las cosas significa darle el primer lugar, ordenar todo lo demás en torno a Él.

  • ¿Qué ocupa hoy el “primer lugar” en mi corazón?

  • ¿Qué cosas, personas o seguridades compiten con el amor de Dios en mi vida?

“…consigamos alcanzar tus promesas, que superan todo deseo.”
La promesa de Dios no es solo cumplir nuestros anhelos, sino regalarnos algo infinitamente mayor: su misma vida. Sus promesas van más allá de lo que podemos soñar, porque Él mismo es la promesa y el cumplimiento.

  • ¿Vivo con deseo de cielo o me quedo solo en lo terrenal?

  • ¿Confío en que lo que Dios prepara es mejor que lo que yo puedo imaginar?

3. Oración personal

Señor amado,
tus promesas superan todo lo que yo pueda desear.
Hazme vivir con el corazón lleno de tu ternura,
para amarte en todo momento y sobre todas las cosas.
Que mi vida sea un reflejo de ese amor
y me conduzca un día a gozar de los bienes invisibles
que me tienes preparados en tu Reino.
Amén.

4. Contemplación

Imaginemos una mesa preparada con abundancia para unos invitados que aún no han llegado. Todo está listo, aunque todavía no lo vemos ni lo disfrutamos. Así están preparados los bienes invisibles que Dios ha dispuesto para nosotros. En el silencio del corazón, contemplemos esa mesa celestial, sabiendo que un día seremos llamados a sentarnos a ella, si vivimos en su amor.

5. Compromiso

  • Buscar en lo cotidiano el amor de Dios en las cosas pequeñas.

  • Amar a Dios sobre todas las cosas, evitando los apegos que me esclavizan.

  • Rezar con fe el Credo, recordando que creo en “la vida eterna” como herencia prometida.

  • Practicar un acto concreto de ternura con alguien cercano, reflejando el amor de Dios. 

  • Oraciónfinal

Oh Dios,
que has preparado bienes invisibles para los que te aman,
infunde la ternura de tu amor en nuestros corazones,
para que, amándote en todo y sobre todas las cosas,
consigamos alcanzar tus promesas,
que superan todo deseo.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.

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