Comentario al Padre nuestro de San Pedro Crisologo

Padre nuestro, que estás en los cielos. Cuando digas esto no pienses que Dios no se encuentra en la tierra ni en algún lugar determinado; medita más bien que eres de estirpe celeste, que tienes un Padre en el cielo, y, viviendo santamente, correspondes a un Padre tan santo. Demuestra que eres hijo de Dios, que no se mancha dei vicios humanos, sino que resplandece con las virtudes divinas.

Sea santificado tu nombre. Si somos de tal estirpe, llevamos también su nombre. Por tanto, este nombre que en sí mismo y por sí mismo ya es santo, debe ser santificado en nosotros. El nombre de Dios es honrado o blasfemado según sean nuestras acciones, pues escribe el apóstol: «Es blasfemado el nombre de Dios por vuestra causa entre las naciones» (Rom 2,24).

Venga tu Reino. ¿Es que acaso no reina? Aquí pedimos que reinando siempre de su parte, reine en nosotros de modo que podamos reinar en él. Hasta ahora ha imperado el diablo, el pecado, la muerte, y la mortalidad fue esclava durante largo tiempo. Pidamos, pues, que, reinando Dios, perezca el demonio, desaparezca el pecado, muera la muerte, sea hecha prisionera la cautividad y nosotros podamos reinar libres en la vida etema.

Hágase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo. Estees el reinado de Dios: cuando en el cielo y en la tierra impere la voluntad divina, cuando solo el Serior este en todos los hombres, entonces Dios vive, Dios obra, Dios reina, Dios es todo, para que, como dice el apostol, Dios sea todo en todas las cosas (1 Cor 15,28).

El pan nuestro de cada dia dánoslo hoy. Quién se dio a nosotros como Padre, quien nos adopta como hijos, quien nos hizo herederos, quien nos transmitio su nombre, su dignidad y su Reino, nos manda pedir el alimento cotidiano. ¿Qué busca la humana pobreza en el Reinode Dios, entre los dones divinos? ¿Un padre tan bueno tan piadoso, tan generoso, no dará el pan a los hijos si no se lo pedimos? Si asi fuera, ¿Por qué dice: no os preocupeis por la comida, la bebida o el vestido? Mandapedir lo que no nos debe preocupar porque como Padre celestial quiere que sus hijos celestiales busquen el pan del cielo; Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo (Jn 6,41). El es el pan nacido de la Virgen,f fermentadoen la came, confeccionado en la pasion y puesto en los altares para suministrar cada dia a los fieles el alimento celestial.

Y perdónanos nuestras deudas asi como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Si tú hombre, no puedes vivir sin pecado y por eso buscas el perdon, perdona siempre; perdona en la medida y cuantas veces quieras ser perdonado. Ya que deseas serlo totalmente, perdona todoy piensa que, perdonando a los demas, a ti mismo te perdonas.

Y no nos dejes caer en la tentación. En el mundo la vida misma es una prueba, pues asegura el Serior: es unatentacion la vida del hombre (Job 7,1). Pidamos, pues, que no nos abandone a nuestro arbitrio, sino que en todo momento nos guile con piedad patema y nos confirme ene elsendero de la vida con moderación celestial.

Mas líbranos del mal. ¿De qué mal? Del diablo, de quien procedetodo mal. Pidamos que nos guarde del mal, porque, si no, no podremos gozar del bien. 

(Pedro Crisologo, «Sermón», 7/8)

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