27. Orar con la liturgia: Oración Colecta del VI Domingo del Tiempo Ordinario
1. Invocación inicial
Comencemos este momento de oración poniéndonos en la presencia de Dios:
"Señor, Tú habitas en los corazones sencillos y rectos. Danos la gracia de vivir de manera que te sientas en casa en nosotros. Ven, Espíritu Santo, y transforma nuestro ser."
2. Escucha y meditación de la oración colecta
Leamos con atención y serenidad la oración colecta:
Oh, Dios, que prometiste permanecer
en los rectos y sencillos de corazón,
concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera
que te dignes habitar en nosotros.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Puntos para reflexionar:
-
"Oh, Dios, que prometiste permanecer en los rectos y sencillos de corazón"
Dios desea habitar en corazones libres de doblez, humildes y honestos. Reflexiona: ¿Qué significa tener un corazón sencillo? ¿En qué aspectos de tu vida puedes crecer en rectitud y transparencia? -
"Concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera"
No podemos alcanzar la santidad por nuestras propias fuerzas; necesitamos la gracia de Dios. Pregúntate: ¿Cómo abres tu vida para recibir esa gracia transformadora? ¿Reconoces tu dependencia de Dios? -
"Que te dignes habitar en nosotros"
Dios no solo nos llama a vivir para Él, sino que quiere hacer de nuestro corazón su morada. Piensa: ¿Cómo sería tu vida si fueras más consciente de la presencia de Dios en ti? ¿Qué cosas cambiarían? -
"Por nuestro Señor Jesucristo"
Jesús es el puente entre nosotros y el Padre. Él es el modelo de rectitud y sencillez. ¿De qué manera puedes imitar a Jesús para hacer de tu corazón un lugar digno de Dios?
3. Oración personal
Dirige a Dios una oración sincera, inspirada en los puntos anteriores:
- Reconocimiento: "Señor, sé que solo un corazón sencillo y recto puede ser tu morada. Ayúdame a alcanzar esa pureza que Tú deseas."
- Petición: "Dame la gracia de vivir conforme a tu voluntad, dejando atrás mis egoísmos y preocupaciones superficiales."
- Entrega: "Señor, haz de mi corazón tu hogar. Habita en mí y transforma mi vida para que refleje tu amor."
4. Contemplación
Imagina a Dios tocando la puerta de tu corazón, deseando entrar. Visualiza cómo le abres con humildad, y Él entra con alegría, llenándote de luz y paz. Escucha cómo te dice:
"Aquí quiero quedarme, en un corazón que me ama y confía en mí."
Permanece en este momento, sintiendo la paz que surge de saberse morada de Dios.
5. Compromiso
Para que esta oración cobre vida en tu día a día, comprométete a:
- Hacer un examen de conciencia diario, pidiéndole a Dios que te ayude a identificar las áreas de tu vida que necesitan rectitud y sencillez.
- Practicar la humildad en tus palabras y acciones, reconociendo la dignidad de los demás.
- Dedicar un momento cada día para recordar que Dios habita en ti y vivir en consecuencia.
Concluyamos con esta oración colectiva, renovando nuestro deseo de ser morada de Dios:
"Oh, Dios, que prometiste permanecer en los rectos y sencillos de corazón, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Amén."
Comentarios
Publicar un comentario