Vuelta a lo cotidiano: La Eucaristía dominical


Vuelta a lo cotidiano: La Eucaristía dominical.

Volvemos a lo cotidiano, a lo ordinario tras este periodo excepcional. Cabe recordar algunas practicas de nuestra vida cristiana, esenciales y fundamentales para aquellos que somos cristianos, seguidores de Cristo.

Durante este periodo de tempestad y excepcional en el que los obispos, como moderadores de los sacramentos, suspendieron el culto publico y concedieron la dispensa del precepto dominical. Muchos de los fieles han comprobado la necesidad del alimento eucarístico en la vida: el pan de la Palabra y el Pan Eucarístico, "sin el domingo no podemos" decían los mártires de Abitinia (Túnez). 
Para ayudarnos muchas parroquias se movilizaron para entrar en nuestras casas y ofrecernos la Eucaristía que ellos celebraban para que participáramos virtualmente por medios informáticos. Todo ello fue y es un intento de permanecer al lado y dar una respuesta ante la situación que vivimos tan extraordinaria para todos y que nos ha ayudado.

Pero es momento de volver a lo cotidiano, de volver a lo físico, -siempre manteniendo las medidas-. Lo virtual es eso, virtual, esta bien para circunstancias concretas pero no es lo mismo ni produce en nosotros los mismos efectos y frutos. Todos en gran medida hemos experimentado lo que significa decir aquello de "abrazo virtual" que no tiene nada que ver con un buen y verdadero abrazo... Lo mismo sucede con la Eucaristía. Es fundamental volver a la presencia real y física de ello. O una reunión por zoom o llamada de teléfono que encontrarte cara a cara con tu amigo, familiar...

Recordemos para ello algunas cosas fundamentales como son el Domingo, día del Señor, el significado de precepto y lo que significa la Eucaristía dominical.


El Domingo

"Domingo" proviene de "Dominus Dei" es decir "Kyriake", el día del Señor. Es el día en el que los cristianos celebramos el acontecimiento fundamental de nuestra fe: la Resurrección del Señor, es el día de los cristianos, es nuestro día.

El domingo es el día privilegiado para fortalecer la vida de fe. Es un signo de fidelidad al Señor. Los primeros cristianos se reunían el domingo para obedecer al mandato del Señor: "Haced esto en memoria mía" (Lc 22,19). 

Podríamos definir el domingo cristiano con estos aspectos:
  • Día del Señor, es la Pascua semanal. El paso del Señor por nuestras vidas. Es el primer día de la semana. Cuando hacemos un alto para comenzar la semana dedicándosela a aquél que nos ha creado y nos sostiene.
  • Día de la Iglesia. El Resucitado nos congrega en la Iglesia para escuchar su Palabra y alimentar la fe con la Eucaristía como pueblo, como familia.
  • Día de la Caridad. Los primeros cristianos tenían claro lo de la comunión de bienes y el testimonio. La eucaristía dominical les empujaba a obras que mueven a compartir la fe y la caridad.
  • Día de la misión. El cristiano se alimenta de la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo, lo que le lleva a dar testimonio de la Resurrección de Cristo.
  • Día de la alegría. Es la alegría pascual, el comenzar una nueva semana poniendo los ojos fijos en el Señor que todo lo puede y que nos acompaña durante lo ordinario del trabajo y de las dedicaciones de la semana.
El precepto

Precepto significa "obligación". Es uno de los mandamientos de la Iglesia y precisa la ley del Señor de Santificar las fiestas: "El domingo y las demás fiestas de precepto, los fieles tienen obligación de participar en la misa" (Canon 1247 del Código de Derecho Canónico).

¿Como se satisface el precepto? Participando en la misa, en la mesa de la Palabra y en la mesa de la Eucaristía, es decir, en la misa completa, desde que el sacerdote entra en el templo hasta que sale de él.

La doctrina y la ley de la Iglesia es clara por el bien del cristiano: aquel que no acude a la eucaristía comete un pecado grave pues su fe acaba muriendo.

La Eucaristía dominical y la comunión.

Acudir a misa los domingos no es sin más una obligación, sino que es una necesidad, por eso es una "obligación" es un bien para el cristiano

Acudir a misa el domingo es alimentar la fe del cristiano, es educar la vida, alabar a Dios, bendecirle, darle gracias. La eucaristía dominical ayuda a los cristianos a fortalecer el seguimiento de Cristo.

En la Eucaristía dominical el pueblo es congregado por el Resucitado para participar en la mesa de la Palabra, es decir escuchar la Palabra de Dios que tanto nos anima, consuela, fortalece y guía nuestra vida, así como para la celebración de la Eucaristía, es decir, de la fracción del Pan.

El recibir el Cuerpo del Señor en la comunión depende de estar o no en gracia, de estar o no en comunión con el Señor. El comulgar es un bien grande para el cristiano pues aumenta aún más nuestra intimidad con Dios y nos acerca más a la unidad de la Iglesia formando así parte de una manera mas plena de la unidad, todos comiendo un mismo Pan y un mismo Cáliz.

La comunión produce grandes frutos en nuestra vida cristiana, en todo momento pero especialmente cuando uno vive de manera más activa y consciente:
  • Acrecienta nuestra unión con Cristo.
  • Conserva, acrecienta y renueva la vida de gracia recibida en el bautismo.
  • Nos separa del pecado y da la fuerza sobrenatural necesaria para enfrentarnos a él.
  • Fortalece nuestra caridad especialmente con los necesitados.
  • Nos une al Cuerpo místico, es decir a la Iglesia.
Con todo esto, se encuentran motivaciones suficientes como para animarnos a acudir a la Eucaristía dominical

Aún así, es posible que vengan otras excusas. La primera de ellas suele ser que no la amamos, y no la amamos porque no la conocemos, por eso, acércate o pregunta aquí (Tienes un formulario de contacto) por una buena formación sobre la eucaristía, así como dudas. Otras excusas que quizás pones son los miedos, para vencer el miedo hay que enfrentarse a él, especialmente cuando sabemos que lo que vamos a recibir ahí es lo más importante y lo mas grande para nuestra vida, pues la Eucaristía une el Cielo y la Tierra, es la prenda de la gloria futura, ¡qué mejor que ir al Cielo en la Tierra!

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