La misericordia de Dios en este tiempo

LA MISERICORDIA DE DIOS EN ESTE TIEMPO

Hoy viernes 27 a las 18:00 el Papa nos ha convocado a los cristianos a una oración en la Basílica de San Pedro en la que impartirá una Bendición Urbi et Orbi que concede la indulgencia plenaria.

Podremos seguirlo en los siguientes medios de comunicación:

¿Por qué esta convocatoria?

Para orar, por esta grave situación en la que nos encontramos, por la pandemia que nos aflige y que tantas personas sufren, por el personal sanitario y por todos los enfermos y difuntos, para que el Señor tenga misericordia y se acuerde de nosotros por amor a su pueblo.

¿Orar?

En estos momentos de crudeza y de debilidad tenemos que orar, orar a nuestro Padre para que nos fortalezca en la fe y la esperanza en la vida eterna, para que sea misericordioso con los difuntos y para que fortalezca al personal sanitario.

En ese momento, escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento y recibiremos la bendición Urbi et Orbi.

¿Qué es la bendición Urbi et Orbi?

Es una bendición que otorga el Santo Padre por ser el sucesor de Pedro a todo el orbe, a todo el mundo. Esta bendición se da en dos momentos de manera ordinaria: Navidad, Pascua de Resurrección.

Esta bendición concede la indulgencia plenaria.

¿Indulgencia plenaria?

La indulgencia es la manera "extraordinaria" en la que la Iglesia pide a Dios que actúe para la remisión ante Dios de la pena temporal de los pecados ya perdonados. Es decir, otorga de una manera extraordinaria el perdón de los pecados siempre que haya unas condiciones:
  • Arrepentimiento de los pecados, es decir el rechazo de nuestros pecados concretos.
  • Acudir al Sacramento del Perdón.
  • Orar por las intenciones del Santo Padre y la Iglesia.
  • Participar de la Eucaristía.
Hoy no podemos acudir a los sacramentos, por eso, hagamos un deseo profundo de querer recibir ambos sacramentos, pero esta catequesis continúa.

Se puede ganar una indulgencia al día y ofrecer por un difunto o por nosotros mismos. 

Pero ¿por qué?

La manera ordinaria en que Dios perdona los pecados es a través del sacramento de la confesión. Ante las circunstancias presentes que vivimos y la cantidad de enfermos, la imposibilidad de recibir los sacramentos de la confesión, la unción de enfermos y la eucaristía, obliga a acercar la misericordia de Dios al hombre por otros cauces "extraordinarios".

Jesús le otorgó a Pedro las llaves del Reino: Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. 19Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». (Mt 16, 18-19). Este don, lo tiene el sucesor de Pedro es decir, el Papa, que tiene el poder de conceder otros cauces por los que actúe la misericordia de Dios.

Para ello es necesario que el penitente, como en el sacramento de la confesión, haga un acto de contrición, es decir el dolor y el rechazo de los pecados cometidos, el firme propósito de no pecar y la confianza en la ayuda de Dios, unido al deseo profundo de confesar todos esos pecados concretos. 

El fin y el motivo de todo esto es "que todos los hombres se salven" (1 Tim 2, 4) porque Cristo ha venido para que el hombre tenga vida y vida en abundancia.

Dolor de los pecados, contrición y atrición.

La penitencia mueve al pecador a soportarlo todo con ánimo bien dispuesto; en su corazón, contrición; en la boca, confesión; en la obra, toda humildad y fructífera satisfacción.

En este tiempo no tenemos acceso a la parte de la boca, pero la misericordia de Dios sigue actuando.

La contrición es un paso importante dentro de la penitencia y del sacramento de la confesión. La contrición es un dolor del alma y un rechazo del pecado cometido con la intención de no volver a pecar.

Cuando esto sucede por el amor de Dios, es decir, la contrición es una gracia, un regalo de Dios, se llama contrición perfecta y concede el perdón de las faltas veniales y obtiene también el perdón de los pecados mortales, si hay un firme propósito de acudir al sacramento de la confesión en cuanto sea posible.

Cuando no sucede la contrición como don fuerte de Dios, pero la persona pone todo su corazón en este rechazo se llama contrición imperfecta o atrición, que también es un don de Dios, pues es la consideración de lo horrible que es el pecado, del temor de la condenación y de la pena que puede tener el pecador.

Este es un resumen del Catecismo de la Iglesia Católica 1451-1453.

¿Cómo prepararse?

Te invito a que tengas un tiempo de oración que podría consistir en lo siguiente:
  • Ponte en presencia de Dios, necesitaras una Biblia y es bueno tener también una cruz. Haz un momento de silencio interior, invoca a la Trinidad (En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo).
  • Invoca al Espíritu Santo con alguna oración: ven Espíritu Creador, secuencia de Pentecostés, la oración del Cardenal Verdier al Espíritu Santo, tienes aquí alguna oración.
  • Lee la Palabra de Dios, alguna de las parábolas de la misericordia por ejemplo de Lc 15 o las Bienaventuranzas Mt 5, 1-12.
  • Ten un momento de silencio y de meditar esa Palabra.
  • Haz un examen de conciencia. Aquí tienes unos pocos: Uno, en este otro enlace dos
  • Arrepiéntete de esos pecados y haz un compromiso ante Dios de acudir al Sacramento de la Confesión cuando sea posible.
  • Reza, por ejemplo, el salmo 50 (Misericordia, Dios mío por tu bondad).
  • Ten un momento de dar gracias al Señor, puede ser con la oración del Magnificat (Lc 1, 46-55).
  • Por último, participa de la oración que el Santo Padre nos convoca el 27 de Marzo a las 18h o el Domingo de Resurrección.
Si no puedes unirte por los medios de comunicación, realiza uno de estos actos que nos propone la Penitenciaría Apostólica especialmente para este tiempo:
  • Rezo del Rosario.
  • Rezo del Vía Crucis.
  • Lectura de la Sagrada Escritura durante al menos media hora.
  • El himno del Akàthistos a la Madre de Dios.
  • El rezo de la coronilla de la Divina Misericordia.
  • El Oficio de la Pàraklisis a la Madre de Dios.
Por último dos ideas:
  • Jesús vino al mundo para que todos los hombres se salven, yo he venido para que tengáis vida y vida en abundancia.
  • Es necesario e importante que, cuando esta situación concluya, acudamos al sacramento de la penitencia.
Cualquier duda puedes escribirme un comentario o un correo electrónico: unnicodemo@gmail.com

Comentarios

Entradas populares de este blog

Carta Pierbattista Card. Pizzaballa

El árbol de navidad un signo cristiano

El misterio del Belén