EL TIEMPO DE ADVIENTO

EL ADVIENTO
I. ¿Qué es el Adviento? ¿Es un tiempo penitencial?
1. El tiempo de Adviento se define con dos características: 
  • Adviento histórico. Es a la vez un tiempo de preparación a las solemnidades de Navidad en que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios entre los hombres. 
  • Adviento escatológico. Es un tiempo en el cual, mediante esta celebración, el ánimo se dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos. (Normas universales para el Año litúrgico 39).
2. El Adviento no es un tiempo penitencial, sino es de piadosa y alegre espera. Los sentidos se ponen en: la espera, la esperanza, la atención, la vigilancia, la acogida y el compartir. El Adviento es la espera mesiánica y la preparación a revivir en la Navidad la presencia del Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Por eso guardamos el  himno del Gloria para Navidad. Sin embargo sí decoramos con luz y flores y cantamos el Aleluya.
II. Maranathá.
Maranathá es una palabra hebrea que es propia del tiempo de Adviento, significa “ven Señor” o “el Señor viene”. Esta exclamación tiene su raíz en la Biblia: “Maranatá. La gracia del Señor Jesús con vosotros. Mi amor, con todos vosotros en Cristo Jesús” (1 Cor 16, 22-23) o en “Dice el que da testimonio de estas cosas: «Sí, vengo pronto». Amén, ¡Ven, Señor Jesús!” Ap 22,22. La esperanza del cristiano consiste en que sabemos que Jesús volverá y pondrá orden y alegría en todo lo que hay. Rezamos “venga a nosotros tu Reino”. 
La Iglesia pronuncia “Maranathá” como Esposa guiada por el Espíritu.
III. Tiempo del Espíritu Santo y de María.
1. Adviento es tiempo del Espíritu Santo. El verdadero Precursor de Cristo en su primera venida; él es ya el Precursor de la segunda. El protagonismo del Espíritu se transmite en los maestros de este tiempo: Zacarías, Isabel, Juan, José, Ana, Simeón… con esperanza acogen al Mesías, empujados, inspirados, llenos del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo por tanto empuja a que hoy también los hombres y las mujeres, para mantengamos en la Iglesia la esperanza del Señor y acrecentemos en los cristianos su responsabilidad ante la historia.
2. El tiempo mariano por excelencia es el Adviento, la Virgen de la espera. Lo expresa Pablo VI en Marialis Cultus en los números 3 al 5. 
Desde los primeros días de Adviento hay elementos que recuerdan la espera y la acogida del misterio de Cristo. Especialmente en la solemnidad de la Inmaculada Concepción. María es la estirpe escogida de Israel.
Los 9 días previos a Navidad, (segunda parte del Adviento, 17 al 24) el protagonismo de la Virgen en las lecturas es característico y nos pone como modelo de escuchar y aceptar la voluntad de Dios con esperanza y alegría. 
El último domingo de Adviento antes de Navidad desde antiguo se lee el relato de la Anunciación, por eso se le llama el domingo mariano antes de Navidad.
María es la llena de gracia, la bendita entre las mujeres, la Virgen, Esposa de José, la sierva del Señor. Es la nueva Eva que restablece y recapitula en el designio de Dios, por la obediencia de la fe, la promesa de la salvación.
Es la Hija de Sión, la que representa el antiguo y el nuevo Israel. Es la Virgen del “fiat”, la Virgen fecunda. Es la Virgen de la escucha y de la acogida.
Una oración mariana de este tiempo es el Alma Redemptoris Mater (Madre del Redentor).
IV. ¿Cómo vivir este tiempo de Adviento?
1. Poner atención especialmente en la primera lectura de la Liturgia de la Palabra de cada día.
2. Para rezar en familia se podría hacer una oración ante la corona de Adviento o la bendición del Árbol de Navidad.
3. ERO CRAS, “Vendré mañana”, “seré mañana”. En la segunda parte del Adviento a partir del 17 de Diciembre (ferias mayores de Adviento) poner atención a las antífonas de Vísperas y del Evangelio (ERO CRAS).
4. Participar en alguna de las propuestas de Adviento: oraciones y vigilias, caritas, visita residencias, el Belén viviente…

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