9 - Se ha dicho, pero yo os digo (Mt 5, 17-48)

DÍA 9

1. Invoca al Espíritu Santo


2. Palabra de Dios

Se ha dicho, pero yo os digo (Mt 5,17-48)

17 No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

18 En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

19 El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

20 Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

21 Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. 22 Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la gehenna del fuego.

23 Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, 24 deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

25 Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel.

26 En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.

27 Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. 28 Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

29 Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna.

30 Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna.

31 Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. 32 Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima– la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.

33 También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. 34 Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey.

36 Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello.

37 Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

38 Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. 39 Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; 40 al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; 41 a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos;

42 a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. 

43 Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo.44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen,

45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

46 Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? 47 Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles?

48 Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.


3. La Palabra Ilumina

Mateo responde en este extenso fragmento a una pregunta importante para una comunidad formada por personas procedentes del judaísmo: ¿Cómo ser fieles a la Escritura y a la tradición judía? La conclusión planteada es que verdadero judío es el cristiano, puesto que en Cristo se encuentra el pleno cumplimiento de la ley antigua. Jesús pide al discípulo eso que el evangelio llama la «justicia superior», que comporta una calidad de adhesión diferente a los preceptos. Él, en efecto, no introduce novedades externas en la ley, sino que la reconduce a su autenticidad recuperando su verdadera intención y llevándola a plenitud. Él, sobre todo, tras haber asumido nuestra humanidad y habernos concedido el don de su divinidad, nos ofrece la energía nueva para vivir el amor autentico, que, por ser divino, supera la capacidad de la naturaleza humana.

El discurso de Mateo se articula en una serie de seis antítesis que afectan a algunos puntos de la ley; tres de ellos están relacionados con el comportamiento con el prójimo (y, por consiguiente, con la caridad), dos con el adulterio y el matrimonio, y otro con el juramento.

La cumbre de este fragmento se encuentra, por tanto, en la afirmación del v. 48: «Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto», para indicar que la perfección del amor está en el perdón, en ese don de sí mismo en grado superlativo que llega a dar lo que más ama, a su propio Hijo unigénito, para salvar lo que estaba perdido: el hombre pecador.


4. Conversa con el Señor

Señor enséñame a ser perfecto como Tú.

Dios te bendiga.

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